Quería cambiar y lo hice. He conocido otros mundos, pero ya me estoy agotando de ellos. No quiere decir que los abandone, aunque quizá si, o quizá por un tiempo, o a saber. Lo que sé seguro es el ahora, y ahora pienso alejarme un poco al menos. Lo estoy agotando, o al menos le he sacado el mayor partido ya. He aprendido mucho y tengo muchas cosas claras. No pretendo ser omnisciente y comprenderlo todo y ser feliz cada segundo. ¿O si? Ése es el ánimo que otorga la energía para sobrellevar cada obstáculo. Yo lo que quiero es vivir inteligentemente.
Cada cierto tiempo, y depende de las circunstancias, existen temas concretos que me atormentan o marcan en mí una fijación especial. Me importan tanto como todo lo contrario. Puedo aferrarme a cada problema casi como si me fuera en ello la vida y a la vez tomármelo como un pitorreo de la forma más caótica y punky que pueda haber. Que todo en última instancia no tenga sentido no significa que no sienta pasión. A mi lo que me gusta es el juego, los retos, el entretenimiento... de un modo lúcido, que aquello en lo que estoy sumergido tenga un destino, una utilidad, pese a que en verdad no sirva para nada; para nada mas que para la satisfacción de mí mismo.
Cada cierto tiempo, si. Van y vienen, y sólo me preocupo de jugar e ir resolviendo las cosas... ¿Para qué? Para que no se me acumulen.
Si si, para que no se acumulen y pase cada día sin estar actualizado. Hoy he leído acerca de la educación, sobre la enseñanza (lo aplico ahora en general al conocimiento y al tema que trato), y alguien que no recuerdo dijo que era como remar a contracorriente, y que cuando dejas de hacerlo, navegas hacia atrás. Es al menos curioso. Y veo a mi padre, tan lleno de buenas intenciones y sentimientos pero tan inculto, que ante muchas cosas lo veo triste y furioso. Cabreado con la incomprensión, preso de su propia ignorancia. Mi madre de otro modo también es así. Todos tenemos un grado de incultura, lo que no quiero es que ello se transforme en un problema.
Todavía hoy existen australopithecus con traje y corbata. Algo que he comprobado es que la ignorancia te hace o muy feliz o muy desgraciado y, aunque en ocasiones cuanto más conozco, menos me gustaría conocer, he de reconocer que al menos el conocimiento te abre un mundo de posibilidades y te hace libre. La ignorancia es mas simple y restrictiva, la odio aunque a veces la desée.